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Odontología anestésica. Anestesia en la pulpitis molar.

La anestesia dental en molares con inflamación pulpar irreversible es un reto en la práctica clínica debido a las dificultades para su completa aplicación. A continuación se ofrecen consejos para llevarla a cabo con mayor eficacia.

En Ricardo Machado. Principios biológicos y técnicos, Ed. Gen, 2022:

Introducción
Hoy en día es inaceptable aceptar que el paciente sienta, tolere o soporte cualquier tipo e intensidad de dolor durante el tratamiento odontológico, independientemente de la especialidad de que se trate.

Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), "el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a un daño tisular real o potencial, y puede describirse en términos de dicho daño o por ambas características". Se considera una experiencia personal y subjetiva y su percepción es multidimensional, diversa tanto en calidad sensorial como en intensidad, y también se ve afectada por variables afectivo-emocionales.

En esta definición, un pasaje llama especialmente la atención: "experiencia sensorial y emocional". El dolor tiene su fase sensorial (la misma en todos los seres humanos en la que la técnica y la solución anestésica tienen una acción directa) y su fase emocional (cambiante de ser humano a ser humano y en el propio ser humano dependiendo de la situación del momento o de experiencias vividas anteriormente relacionadas con el miedo y la ansiedad - llamadas "variables afectivo-emocionales"). Por lo tanto, para un control total del dolor, es necesario dominar ambas fases. De lo contrario, se verá comprometida.

Para controlar la fase sensorial, el cirujano dentista utiliza inyecciones de soluciones anestésicas con propiedades analgésicas mediante técnicas anestésicas específicas. Para actuar en la fase emocional, el profesional debe ser capaz de condicionar al paciente e incluso emplear medios alternativos de control del miedo y la ansiedad (sedación oral o inhalatoria y/o técnicas de hipnosis).

El desmembramiento de la palabra "anestesia" corresponde a la supresión de todas las formas de sensación (dolor, presión y tacto) con pérdida de conciencia, pero en odontología ambulatoria el cirujano dentista tiene la condición de eliminar sólo el síntoma doloroso, lo que nominalmente corresponde a una analgesia (eliminación del síntoma doloroso sin pérdida de conciencia). Para una mejor comprensión de este capítulo, se considerará aquí la similitud entre los términos: analgesia ≈ anestesia ≈ control del dolor.

La anestesia dental se divide en dos tipos principales: local y general; la primera se aplica en pacientes ambulatorios y la segunda en un hospital.

En relación con la anestesia general, el cirujano dental debe saber cuándo y cómo utilizarla. No es que no pueda realizar procedimientos indicados bajo anestesia general (casos en los que la anestesia local está contraindicada y cirugías mayores, como cirugías ortognáticas y traumatológicas faciales), pero se entiende que existe una especialidad médica para aplicarla y, por tanto, debe realizarse en régimen hospitalario con la debida monitorización y cuidados.

Antes de iniciar cualquier procedimiento y tras realizar la técnica anestésica, los profesionales deben esperar lo que se conoce como periodo de latencia (tiempo necesario para que se inicie el efecto anestésico) y comprobar los síntomas para estar seguros del éxito.

Una vez instaurada la anestesia local, se observan los signos y síntomas, que se subdividen en subjetivos y objetivos. Las subjetivas son las que refiere el paciente (como entumecimiento, hormigueo, sensación de "hinchazón", etc.), y las objetivas, a su vez, dependen de la instrumentación del profesional en el lugar (realización del tratamiento sin síntomas dolorosos). Los signos (observados visualmente por el profesional, como la caída del labio y del párpado) tienen poco interés para la demostración de la anestesia dental, ya que representan la acción del anestésico local sobre las fibras nerviosas musculares y no sensoriales responsables de la inervación dental.

En definitiva, es importante entender que este capítulo trata de la anestesia dental mucho más que de técnicas de inyecciones anestésicas, sino de una suma de actitudes como el control del dolor, en el que es importante no sólo la inyección correcta, sino también el condicionamiento psicológico del paciente para un perfecto silencio operatorio.

El odontólogo no debe olvidar que el paciente ambulatorio puede percibir todo lo que le rodea (incluido el tacto y la presión) y, si no está bien condicionado psicológicamente, su cerebro le inducirá a pensar que no ha sido anestesiado y, por mucho que se repita la anestesia, añadiendo más anestésico, no será posible "controlar" esta sensación.

Requisitos para la técnica anestésica
Antes de cualquier procedimiento anestésico y/o de la adopción de métodos de control de la ansiedad, el cirujano dentista debe obtener información importante, mediante un cuestionario con un lenguaje apropiado, sobre su paciente y su historial médico completo, con detalles de sus antecedentes actuales, pasados y familiares (anamnesis).

La anamnesis debe ser realizada exclusivamente por el cirujano dentista, y no por otro profesional auxiliar, a quien se restringe únicamente la realización de preguntas preliminares, como nombre, edad, sexo, ocupación, etc. Durante la anamnesis, deben observarse cuidadosamente los siguientes factores:

-Estado físico y psicológico del paciente.

-Historia de cualquier experiencia desagradable anterior en relación con el tratamiento dental.

-Sensibilidad a algún tipo de medicamento

-Estado cardiovascular

-Trastornos respiratorios

-Trastornos del sistema nervioso central (SNC)

-Deficiencias metabólicas y trastornos endocrinos.

-Alteraciones hematológicas o patológicas

-Adquisición de impulsos y registro de su frecuencia, volumen y ritmo.

-Registro de presión

-Frecuencia y característica de la respiración.

Anestesia mandibular
La anestesia mandibular es sin duda la más difícil. Los dientes mandibulares y sus tejidos adyacentes reciben inervación de la 3ª rama del 5º par craneal - la rama mandibular - que, a pesar de tener una constitución mixta (motora y sensitiva), el mayor interés reside en las fibras sensitivas, que, en la región de la cara interna de la rama mandibular, se dividen y originan los nervios alveolar inferior, lingual y bucal. En la región del agujero mentoniano, el alveolar inferior se subdivide en los nervios mentoniano e incisivo.

Es importante conocer la vía nerviosa, ya que, en caso de inflamación y/o infección, por ejemplo, es necesario utilizar varias técnicas anestésicas.

Nervio alveolar inferior (intraóseo)
Desciende por detrás y ligeramente lateral al nervio lingual, entre los dos músculos pterigoideos, y continúa su recorrido hasta alcanzar la superficie interna de la mandíbula, donde penetra en el canal alveolar inferior a través de un foramen delimitado por una estructura anatómica denominada língula (espina de Spix). No tiene contacto con la mandíbula por encima del canal alveolar inferior y es responsable de la inervación de los molares y premolares inferiores, así como del tejido óseo y del periostio mandibular (tanto bucal como lingual). Atraviesa el canal mandibular y, en la región premolar (normalmente entre el segundo y el primero), se divide en dos ramas terminales asimétricas: el nervio incisivo y el nervio mentoniano.

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https://ferrariendodontia.com.br/anestesia-local/

Anestesia dental.

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