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Sinusitis odontogénica bilateral

Sinusitis odontogénica bilateral. Caso de sinusitis con origen odontogénico en un paciente sometido a varios tratamientos médicos.

La paciente refirió haber visitado a dos otorrinolaringólogos, refiriendo síntomas típicos de sinusitis, dolor y presión en la región del seno maxilar, habiendo sido sometida a varios tratamientos sin mejoría a largo plazo.

En el examen clínico, los dientes 16 y 26 no mostraban vitalidad positiva y el diente 26 presentaba dolor a la palpación y a la percusión. Las radiografías panorámica y periapical revelaron un tratamiento endodóncico realizado en el diente 27 y no proporcionaron imágenes concluyentes sobre la relación entre la sinusitis y la infección endodóncica. La TC reveló imágenes de disrupción cortical del seno maxilar y engrosamiento de la mucosa sinusal alrededor de los ápices.

Diagnóstico: sinusitis de origen dental o síndrome endo-antral, bilateral, causada por periodontitis apical en los dientes 16 y 27. Los dientes fueron tratados endodónticamente y hubo remisión de los síntomas.

Sinusitis
Sinusitis odontogénica bilateral

En: Gonçalves et al. Sinusitis of Dental Origin. Caso clínico. SEMINARIO DE SALUD TRANSDISCIPLINARIA - nº 04 - año 2016

INTRODUCCIÓN
El cráneo posee cinco cavidades neumáticas, denominadas senos paranasales (etmoidal, esfenoidal, frontal y maxilar). El seno maxilar es el mayor de ellos, se forma en la vida intrauterina a través de la invaginación de la cavidad nasal, y continúa su formación posteriormente, siendo responsable de humidificar y calentar el aire inspirado y funciona como caja de resonancia para la voz (Peterson et al., 2005; Brook, 2006; Scuderi et al., 1993).
La sinusitis odontogénica (o sinusitis maxilar) se localiza en el seno maxilar, donde se produce una inflamación de la membrana. Didácticamente, se divide en dos formas: 1) traumática (que implica un impacto directo en la región, afectando al suelo sinusal) y 2) no traumática.

Varias causas se asocian a esta última como: infecciones generales del organismo citando resfriados, neumonía,
influenza, entre otras; así como causas odontogénicas, originadas por focos infecciosos próximos al seno, destacando caries, enfermedades iatrogénicas, quistes odontogénicos y enfermedad periodontal (Mehra et al., 1999; Maia-Filho et al., 2007).

Clínicamente, la sinusitis odontogénica puede dividirse en aguda o crónica. La primera se basa en dolor intenso irradiado al hemiarco, dolor periodontal, dolor a la percusión y/o presión, cornetes edematosos, secreciones nasales purulentas y fístula oroantral. La segunda tiene síntomas débiles y puede presentar dolor de cabeza, sensación de presión y síntomas agudos (Horch, 1995).

Muchas veces las raíces de los dientes premolares y molares están en estrecho contacto con el seno porque están justo debajo del suelo, y cualquier afectación en esta región puede drenar en el seno maxilar, desencadenando una sinusitis de origen odontogénico en la membrana de Schneider representada por una reacción inflamatoria y/o infecciosa (Mehra & Murad, 2004; Brook, 2006; Costa et al., 2007).

La microbiología de las infecciones sinusales consiste en una flora polimicrobiana compuesta por bacterias aerobias y anaerobias (Peterson et al., 2005), las bacterias anaerobias proceden de la orofaringe y de infecciones periodontales y endodónticas.

En cuanto a las bacterias aerobias, son menos numerosas. Sin embargo, ambos agentes bacterianos están presentes en ambas presentaciones de la sinusitis, aguda y crónica (Brook, 2005).

El proceso diagnóstico incluye una investigación detallada de la historia clínica, un examen físico completo (extra e intraoral) y estudios de imagen, como radiografías intraorales (periapicales) y extraorales (panorámicas y tomografías) (Vale et al., 2010). Esta última es la más recomendada debido a su alta calidad, menor exposición a la radiación y alta capacidad para evaluar la anatomía sinusal, permitiendo la observación de lesiones en la mucosa, sus extensiones y variaciones anatómicas, y estructuras óseas en varias perspectivas (Nishimura e Ilzuka, 2002).

El tratamiento consiste en eliminar los factores causales y la infección presente en la mama (Brook, 2006).
Habitualmente, se combinan terapias farmacológicas y quirúrgicas para solucionar esta patología (Costa et al., 2007; Vale et al., 2010), ya que la administración de antibióticos es fundamental en el proceso terapéutico para evitar complicaciones, en especial la penicilina, debido a su amplio espectro (Mathew et al., 2012; Sanchéz et al., 2011). El uso de descongestionantes nasales y gotas de hidratación también ayuda en este proceso (Harvey et al., 2007).

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