Perforación radicular y reabsorción radicular externa.
Paciente remitida por un colega con queja de fístula en la encía anterosuperior, con antecedentes de tratamiento con otro colega, en el que la paciente refirió perforación durante el tratamiento. En el examen clínico, nada digno de mención, salvo la confirmación de la queja principal. El examen radiográfico reveló el proceso inflamatorio causante en la región periapical.
En la primera visita, preparación con Hipoclorito al 2,5%, PUI, PDT y medicación con Bio C Temp (Angelus). En la segunda visita, a los 20 días, se observó remisión de la fístula y ausencia de signos o síntomas. Se optó entonces por el cierre previo de la perforación con Bio C Repair (Angelus) y posterior obturación del conducto radicular.
Se informó al paciente de los riesgos y alternativas en caso de fracaso, y de que el siguiente tratamiento sería la cirugía endodóntica.
En: Candeiro et al. Investigación, Sociedad y Desarrollo, v. 11, n. 2, e8911225474, 2022:
Durante las etapas del tratamiento endodóntico pueden ocurrir accidentes y complicaciones, que en la mayoría de los casos
su resolución puede representar un reto para el clínico (González, 1990). La perforación radicular es un accidente caracterizado
por la comunicación entre el espacio pulpar o conducto radicular con los tejidos periodontales de soporte del elemento dentario.
Este tipo de complicación puede ocurrir debido a caries extensas, reabsorción radicular o incluso debido al
uso incorrecto de fresas y otros instrumentos endodónticos (Alrahabi et al., 2019).
La presencia de nódulos pulpares, calcificaciones, conductos curvos, experiencia del operador y odontología de mal posicionamiento
son los principales factores predisponentes para la ocurrencia de perforaciones radiculares iatrogénicas (Estrela et al., 2017,
2018; Evans, 2021). Las perforaciones radiculares iatrogénicas ocurren en aproximadamente el 2% al 12% de los dientes tratados endodónticamente
(Tsesis et al., 2010; Tsesis & Fuss, 2006) y el pronóstico en estos casos depende del tamaño, localización y
momento de ocurrencia de la perforación (Z. Fuss & Trope, 1996). Seltzer et al. evaluaron perforaciones radiculares accidentales en monos
que fueron tratadas inmediatamente o tras varios intervalos de tiempo. Los factores más importantes que influyeron en la cicatrización
fueron el tiempo transcurrido entre la aparición de la perforación y su cierre, así como la localización de la misma (Seltzer et al.,
1970).
El tratamiento de las perforaciones radiculares requiere el uso de materiales biocompatibles, que sean inertes o
induzcan preferentemente la reparación tisular. En este contexto, el agregado de trióxido mineral (MTA) se ha considerado tradicionalmente
la primera elección para la reparación de las perforaciones radiculares (Tawil et al., 2015). El MTA tiene
biocompatibilidad, buena capacidad de sellado y liberación de iones calcio, siendo propiedades físicas y biológicas que
favorecen su uso en casos de perforación radicular (Dawood et al., 2017). Como desventajas, el MTA tiene una difícil
manipulación e inserción, además de la posibilidad de oscurecimiento de la estructura dental.
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