Prevención de accidentes en la irrigación endodóntica
Principales medidas locales y generales para prevenir accidentes y complicaciones durante la irrigación endodóntica.
En: Abra et al. Revista Iberoamericana de Humanidades, Ciencias y Educación-REASE. Revista Iberoamericana de Humanidades, Ciencias y Educación. São Paulo, v.8.n.03.mar. 2022.
INTRODUCCIÓN El hipoclorito sódico (NaOCl) fue reconocido por primera vez como agente antibacteriano en 1843; el lavado de manos con solución de hipoclorito entre los pacientes producía tasas anormalmente bajas de transmisión de infecciones. Hoy en día, el irrigante más utilizado es el hipoclorito sódico (NaOCl). Fue indicado por primera vez como solución antiséptica por Dakin en 1915 para la limpieza y desinfección de las heridas de los soldados de la Primera Guerra Mundial, y en la actualidad es de uso común en todo el mundo (BORRIN et al., 2020). Su uso se ha extendido posteriormente a otras áreas, especialmente a la irrigación de conductos radiculares.
Esta sustancia se encuentra en concentraciones de 0,5% a 5,25% y tiene propiedades importantes como la acción antimicrobiana, el poder de disolver la materia orgánica y la capacidad desodorizante (GRAÇA, 2014). El NaOCl se utiliza como irrigante endodóntico por ser un antimicrobiano eficaz y tener capacidad de disolución de tejidos. Tiene baja viscosidad, lo que permite una fácil introducción en la arquitectura del conducto, vida útil aceptable, fácilmente disponible y barato. La toxicidad de su acción sobre los tejidos vitales y la corrosión de los metales son sus principales desventajas en el uso dental (SALUM et al., 2012).El hipoclorito de sodio reacciona con los ácidos grasos y aminoácidos de la pulpa dental, lo que resulta en la licuefacción de los tejidos orgánicos.
No existe una concentración universalmente aceptada de hipoclorito sódico para su uso como irrigante endodóntico. La acción disolvente del hipoclorito sobre las bacterias y los tejidos aumenta con su concentración, pero va acompañada de un aumento de la toxicidad. Las concentraciones utilizadas varían en un 5,25% en función de los protocolos de dilución y almacenamiento de cada profesional. Existen calentadores de soluciones para elevar la temperatura a 60°C. Aumentar la temperatura de una solución de hipoclorito incrementa la actividad bactericida y de disolución pulpar, aunque el efecto de la transferencia de calor sobre los tejidos adyacentes es incierto (FREITAS et al., 2020).A altas concentraciones, el NaOCl causa hemólisis, ulceración, inhibición de la migración de neutrófilos, daño a las células fibroblásticas, debilidad del nervio facial y necrosis tras la extrusión durante el tratamiento endodóntico.
Como agente blanqueador, el vertido accidental de este agente puede dañar la ropa y los tejidos blandos. La introducción accidental de hipoclorito sódico más allá del sistema ductal puede provocar daños extensos en los tejidos blandos o los nervios e incluso dañar las vías respiratorias. Por lo tanto, la profundidad a la que la cánula de irrigación penetra en el conducto, el volumen y la frecuencia de irrigación son aspectos que influyen en la competencia del agente irrigante (SOARES et al., 2007).A pesar de los posibles accidentes y complicaciones, puede decirse que el hipoclorito de sodio (NaOCl) representa el "patrón oro" para la irrigación endodóntica.La irrigación del conducto radicular es una secuencia clave para el éxito del tratamiento endodóntico. Debido a sus propiedades antimicrobianas y de disolución del tejido biológico, el hipoclorito de sodio (NaOCl) es el irrigante más eficaz y, naturalmente, el más utilizado (TRAVASSOS et al., 2020).
Prevención de accidentes en la irrigación endodóntica