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Rizogénesis incompleta. Apicificación en el segundo molar inferior.

Rizogénesis incompleta. Apicificación en 2º molar inferior con absceso periapical agudo.

Paciente varón, 13 años, acudió por recomendación de un colega para tratamiento endodóntico en 2º molar inferior. Presentaba dolor e inflamación en la región apical del diente, además de dolor a la prueba de vitalidad negativo y positivo a la percusión y palpación. En el examen radiográfico, presencia de imagen radiolúcida periapical difusa y formación radicular incompleta, estadio Nolla 8.

Tras la descontaminación y la medicación con hidróxido de calcio durante 30 días, el paciente regresó sin signos ni síntomas para completar el tratamiento. Se intentó inducir un coágulo (revascularización), pero al cabo de unos minutos, y debido también al comportamiento del paciente, se consideró oportuno rellenar con MTA y tapón de hidróxido de calcio.

El paciente volvió para control a los 4 meses, en los que se observa clínica y radiográficamente la continuidad de la reparación. También se ordenó al responsable que completara el tratamiento restaurador.

En: Fernandes et. al. Ciência Atual | Rio de Janeiro | Volumen 6, Nº 2 - 2015 | inseer.ibict.br/cafsj | Pg. 02-07:

INTRODUCCIÓN
Es frecuente observar lesiones orales traumáticas seguidas de traumatismos orofaciales en niños y adolescentes con dientes permanentes jóvenes. La mayoría de estos incidentes se producen antes de la formación completa de la raíz
y pueden provocar inflamación o necrosis pulpar (RAFTER, 2005). El traumatismo dental es la causa más frecuente
de necrosis en dientes anteriores permanentes inmaduros. La mayoría de los casos afectaron a los incisivos centrales superiores
, que representaron el 70% de los dientes traumatizados y un tercio de estos dientes tenían
la raíz parcialmente desarrollada en el momento del accidente (SHEEHY et al, 2007).

La apicificación es el método para inducir el cierre apical mediante la formación de un tejido mineralizado
en la región apical de un diente con pulpa necrótica, formación radicular incompleta y ápice abierto. El procedimiento requiere la preparación químico-mecánica del conducto, seguida de la colocación de un medicamento intracanal para
estimular la cicatrización de los tejidos perirradiculares y la formación de una barrera apical mineralizada. El material
más utilizado en la apicificación es el hidróxido de calcio. No debe confundirse con la apicigénesis,
que también se denomina apicogénesis (tratamiento de un diente vital), cuyo objetivo principal es estimular el
desarrollo fisiológico de la raíz y la formación del ápice (PACE et al.,2007).

El tratamiento de los dientes con rizogénesis incompleta requiere un diagnóstico preciso del estado de la pulpa dental
, y es esencial definir el estado patológico de la pulpa para definir la gestión del tratamiento para
el diente.

Un estudio clínico y radiográfico detallado proporcionará información importante como la presencia de tejido cariado, fracturas, lesiones perirradiculares y estadio de desarrollo radicular. Para tratar los dientes pulposos con rizogénesis incompleta, tras vaciar el conducto y limpiar las paredes, debe rellenarse el conducto con pasta a base de hidróxido de calcio. Es muy importante realizar una radiografía para comprobar si la pasta de hidróxido de calcio ha rellenado todo el conducto radicular. El cambio de material debe hacerse después de
siete días y a partir de entonces puede ser opcional. Cuanto mayor sea la apertura del foramen, más cambios serán necesarios.
Además, debe observarse si se está produciendo un cierre o desarrollo radicular, lo que dispensa
el cambio de pasta de hidróxido de calcio. Entre las diversas sustancias utilizadas para el cierre del ápice, el hidróxido de calcio
, puro o asociado a otras sustancias, ha sido el material de elección y de mayor respaldo científico
. Estudios clínicos e histológicos demuestran la eficacia de este material sobre los demás. Las propiedades
del hidróxido de calcio proporcionan condiciones para que el diente reaccione: es hemostático, no agresivo y conduce al organismo
a una respuesta tisular satisfactoria, estimulando la formación de una barrera mineralizada en el sitio del corte,
con aislamiento biológico de la región. (SIQUEIRA et al 2007). Una vez detectada la presencia de barrera de tejido duro
, mediante visualización radiográfica e inspección clínica se debe retirar todo el material del conducto y obturar este
teniendo cuidado de no ejercer excesiva presión sobre los tejidos perirradiculares . La restauración definitiva
debe ser realizada y el diente sometido a seguimiento radiográfico cada 6 meses.(SOARES et al
2008; LOPES et al, 2010).

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