Tapón apical de MTA en un diente con rizogénesis incompleta.
Paciente de 11 años, remitido para tratamiento tras una endodoncia de urgencia.
El examen radiográfico mostró una imagen de probable formación radicular incompleta en la raíz distal.
Durante el tratamiento, se fijó un cono de 35,04 en los conductos mesiales, pero en el conducto distal fue muy difícil colocar un cono de gutapercha.
A continuación, se colocó un tapón de reparación de MTA de unos 4 mm en un soporte de MTA y se asentó con una lima envuelta en algodón. Por encima se realizó una obturación convencional con gutapercha y cemento Bio C Sealer.
Caso realizado por Luciane Felício, estudiante de la especialidad de Endodoncia en Chibebe Cursos, Taubaté.
En: Castro et al. Evaluación del uso de MTA como tapón apical en dientes con ápices abiertos. Rev. bras. odontol., Rio de Janeiro, v. 68, n. 1, p. 59-63, ene./jun. 2011
Introducción
Las técnicas convencionales de obturación endodóntica se basan en la presencia de una constricción a nivel apical del conducto, por lo que la ausencia de una constricción apical debida a un desarrollo radicular incompleto supone un reto de gestión. La obturación de la raíz de un conducto ancho con un foramen apical abierto conlleva el riesgo de extrusión del material de obturación, lo que puede poner en peligro el resultado del tratamiento a largo plazo. Para evitar la extrusión, se puede minimizar la compactación, lo que provoca una adaptación y un sellado inadecuados. La mayoría de los fracasos endodónticos se producen como resultado de la filtración de sustancias irritantes presentes en los conductos radiculares a los tejidos perirradiculares, por lo que un material de reparación debe proporcionar un sellado satisfactorio para el conducto radicular con ápice abierto.
Uno de los criterios más importantes para un material endodóntico ideal es su capacidad de sellado y adaptación marginal. De las opciones actualmente disponibles para el tratamiento de conductos radiculares con ápice abierto, el uso de apósitos de hidróxido de calcio para inducir una barrera de tejido duro apical (apicificación) se caracteriza por ser un tratamiento tradicional. Esta técnica fue introducida por primera vez por KAISER (18) y posteriormente popularizada por FRANK (12). A pesar de su elevada tasa de éxito, esta técnica presenta varios inconvenientes. Este procedimiento suele requerir varias visitas al dentista durante un periodo de 5 a 20 meses y, durante este tiempo, el diente sólo se restaura temporalmente, lo que lo hace más susceptible a la infiltración coronal. El coste del tratamiento también es más elevado y existe el riesgo de que el paciente no cumpla con las visitas necesarias. Además, la exposición prolongada al hidróxido de calcio puede afectar negativamente a las propiedades mecánicas de la dentina radicular, haciéndola más susceptible a la fractura. La fragilidad y porosidad de la barrera apical calcificada que se forma en esta técnica da lugar a la posible extrusión apical de gutapercha durante el tratamiento.
Se ha sugerido la inducción de barreras apicales artificiales con diferentes materiales como alternativa al uso tradicional de hidróxido de calcio (7). Una de estas alternativas para inducir la apicificación es sellar el foramen apical abierto con un tapón apical de agregado de trióxido mineral (MTA) (28). La popularidad del MTA como barrera apical artificial puede atribuirse a varios factores. Este procedimiento puede completarse en una o dos sesiones de tratamiento, creando un tope apical en el extremo abierto del conducto, haciendo posible restaurar el diente en un corto espacio de tiempo con una restauración adaptada a la corona, haciéndola significativamente más fuerte que las coronas sin restaurar, reduciendo la posibilidad de fractura coronal. A diferencia del uso prolongado de hidróxido de calcio en raíces inmaduras, el relleno prolongado de raíces con MTA no reduce su resistencia a la fractura. La apexificación inducida con MTA también puede dar lugar a una mejora de la resistencia de la barrera apical del tejido duro y a unas propiedades de sellado satisfactorias. Este proceso sólo tendrá éxito si el espacio del conducto radicular está cerrado, impidiendo la entrada de nuevas bacterias, enterrando los microorganismos restantes e impidiendo su supervivencia al obstruir el suministro de nutrientes. El MTA también proporciona un sellado eficaz en la dentina y el cemento y favorece la reparación biológica y la regeneración del ligamento periodontal.
El MTA no sólo cumple el requisito ideal de ser bacteriostático, sino que también puede tener propiedades bactericidas. La liberación de iones hidroxilo, un pH elevado mantenido durante periodos prolongados y la formación de una capa mineralizada intersticial pueden proporcionar un entorno difícil para la supervivencia de las bacterias. Estas propiedades antibacterianas pueden ser un potente inhibidor del crecimiento bacteriano frente a especies como Streptococcus faecalis, un microorganismo frecuente en los fracasos de los conductos radiculares. Además, Candida Albicans, comúnmente presente en la enfermedad endodóntica refractaria, es susceptible a la actividad antifúngica del MTA.
perforación de la furcación molar